lunes, 27 de septiembre de 2010

Birmingham, here I am!

Tras llegar después de muchos intentos a las 13:30 del día de ayer en tren, lo que veo al llegar es una ciudad llena de centros comerciales (¡toma ya! cómo le va a gustar a mi bolsillo...) y una iglesia. La única. Miro más atentamente: FOR HIRE. Un cartel enorme anunciando que hay habitaciones para alquilar. El cartel está en la Iglesia... por tanto, las habitaciones están en la Iglesia... qué mal sienta la crisis. Aunque imagináoslo. Habitación con decoración incluída y salvación asegurada. Nadie puede ofrecer nada mejor. "Capilla recién reformada con estatua de Santo/Santa incluída". No sé por qué lo veo en una peli de Robert Rodriguez/Tarantino. Pero bueno, no hay que pararse. Aún no hemos llegado al albergue en el que nos quedaremos hasta que nos den la casa el 1 de Octubre. Conforme avanzo, el decorado Billy Elliot deja paso a las calles del Bronx, y a partir de ahí ni las peores calles de vallekas. ¡Un bar! Es como Fangtasia (True Blood), pero en vez de Vampiros heavies gordos y sudorosos ahogándose en jarras de cerveza. Pero no está mal, todo el mundo sabe que los heavies en el fondo son gente entrañable. Y una calle más abajo, el albergue. Es juvenil, alegre, cómodo... vamos, de esos de 15 libras la noche. Pero ponen buena música. Creo que me acabaré aficionando a la sala común.

No me da tiempo a disfrutar de nada. Tenemos que salir hacia la universidad porque toca reunión de bienvenida. Nos meten a todos en una sala como de Iglesia (vaya, quizás era una de las que se alquilan) y nos ponen a hacer un quiz... del cual no tengo ni idea... y la demás gente sí! ¿Por qué se empeñan en aprenderse cosas inútiles como la edad de la Reina de Inglaterra? (Vale, sí 84, esa la respondí yo). Y después... ¡ah! quién sabe. A los animadores sólo los han contratado para repartir el quiz y recogerlo. Así que, igual que llegamos nos fuimos, aunque habiendo conocido a un chico y una chica franceses. En el camino se nos unen más y nos vamos todos a tomar cervezas, y lo inevitable ocurre. Acabamos hablando de los travestis de las películas de Almodóvar y de la supuesta bisexualidad de Dalí. Pero la noche no daba más de sí, así que nos volvimos al albergue en el taxi de nuestro taxista colega Zeb (le encanta vacilarnos por cierto, pero es entrañable).

De momento estas son las crónicas. Hoy después de un día de papeleo, estoy en la habitación, tirada en la cama e intentando relatar todo, evitando lo aburrido y haciendo que suene más gracioso de lo que parece cuando lo vives (^^).

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Avenue Q

Una vez más he vuelto a ese lugar. Una vez también viví allí y tuve vecinos. Vecinos con los que compartí impotencia, decepción, alegría, esperanza, ilusiones, cabreo, camaradería, confianza... todo lo cual no lo cambiaría por nada. He aprendido cosas sobre mí misma y cosas sobre aquellas personas de las que me rodeé tanto tiempo. Al ver a otros ocupar nuestras casas y andar por donde nosotros lo hicimos, no puedo evitar pensar en todo lo que hemos dejado atrás y todo los que hemos ganado con nuestro sudor.

He ganado un marido que me decía las cosas tal y como eran y siempre tenía preparado un besito para animarme; un portero que siempre comprendía, sonreía y me apaciguaba; una diva que me hizo sufrir hasta el último momento y con la cual compartí muchísimo; un filólogo sin un objetivo que aguantó incluso aunque todo se hundiera y me tranquilizaba con un cálido abrazo; un vago que quería que diese lo mejor de mí misma aunque yo no creyera en que podía mejorar; una vividora y fresca con corazón y con las ideas claras y una mano para echar; un empresario que se negaba así mismo y que con su perfeccionismo logró que yo también quisiera alcanzar algo más allá; un monstruo que por su seriedad en los momentos necesarios y su franqueza se ganó su respeto; una profesora que ya me había tenido que aguantar antes y que otra vez volvió a hacerlo; unos traviesos peluchitos que aunque no pudieran sonreír por dentro más de una sonrisa me sacaron; una maestra de obras que aunque el Titanic se hundiera quería seguir manteniéndolo a flote; unos músico-adictos que consiguieron que más de una vez guiaron a mi oído; una experta en sonido que se preocupaba cada día por mí y me daba mimitos; un técnico de luces que intentó enseñar a esta cabeza hueca cómo se supone que iba todo; un equipo técnico que lo mismo nos maquillaba como nos ponía vídeos o hacía pequeños cameos; y una mamá pájaro que nos salvó antes de aplastarnos el cráneo contra el suelo.

Todas estas personas una vez compartieron edificio conmigo. Hoy volví con ellas. Hoy me despido una vez más. Pero esta es la última vez que vuelvo la cabeza hacía esa calle llena de buenos momentos. Ya, hoy, quedaron bajo llave en un lugar donde serán difíciles de arrebatar. Dentro de mí.

Adios Avenue Q.

martes, 21 de septiembre de 2010

Salamanca 2.0

Viaje antes de otro viaje. Bien merecido nos teníamos todos ese gran fin de semana. Es cierto que las calles de esta ciudad tienen otro ritmo. Son antiguas y sabias, pero entre ellas nunca muere el espíritu de juventud. Dan pie a numerosos desfases y locuras. Y a nuevos descubrimientos, porque un destornillador no sólo se clava, sino que se bebe. De lo que se entera una. Igual que las buenas tapas y pintxos no tienen por qué costar un dineral y mucho menos ser servidas en lugares glamurosos. ¡Ah sí! Y peterdas hay por todos lados. PETARDA. Pero lo mejor es con quién compartes todas estas cosas y quien te permite que las compartas. Sin duda es una de las personajillas a la que más echaré de menos. Y que sería de una fiesta sin una oveja. No está permitido salir de casa sin una de ellas, aunque luego acabe decorando la bañera con todo lo que comió previamente, porque nunca se le dio bien ir de rumiante.

Pero Salamanca no sólo te ofrece ese lado loco de la vida. En sus calles puedes estar caminando, en tu mundo, con tranquilidad. De vez en cuando, alguien te despertará de esa ensoñación diciendo "Mira un astronauta en la catedral" y a nadie le extraña; o "una rana en la fachada". Porque esa es la magia. Ese equilibrio. La majestuosa catedral, se vuelve vulnerable una vez dentro. Fría, pensativa, ausente, a la espera... Como la ciudad, esperando que en algún momento volvamos a ella.






Grandes momentos de la versión beta


  • Puedo mover un Chupa Chups con un músculo de la mano.
  • Muy a lo Adolf.
  • En la bañera tenis un regalito.
  • La petarda hombre "ya decía yo que raspaba al dar dos besos".
  • GagaGafas.
  • ¿Sabes quién está loca?
  • Destornillador.
  • Molly Malone.
  • 1,2 Freddy's coming for you...

martes, 14 de septiembre de 2010

9 días


Ya sólo quedan 9 días. Hay que ultimar preparativos. Tarjetas, seguoros, fotos, vuelos... casi todo bajo control. Hoy me levanté a las 9. Coinciden los números. Pero aún no es el viaje en lo que primero pienso al levantarme. Ha sido en elegir el grupo de troncales para Elena. Y sí, mi matrícula en la Complutense. 8 veces he intentado hacer hoy la matrícula aquí en Madrid. Menos mal que al final internet se apiadó de mí y después de tantos intentos ya me dijo cuánto dinero tenía que dar para considerarme alumna. A veces, pienso que eso suena a estorsión. Concluída la misión con éxito me he metido en la cama para intentar dormir. 7 minutos he aguantado con la sábana por la cabeza. Habrá que levantarse a desayunar, pienso desganada. Ahora sí. Pienso en los e-mails que tengo que enviar para formar parte de algún coro allí. En los e-mails para el alojamiento. En el Vampire Wars. Sí, los vicios son los vicios. 6 regalos tenía para aceptar en Facebook. Me da por pensar si allí tendré internet. Bueno, al menos en la universidad sé que sí. Debería ducharme, ya que después tengo dentista. A los 5 minutos de meterme en la ducha me llaman del centro médico. Volverán a llamar más tarde, al móvil de mi hermano. Termino de ducharme y secarme rápido no vaya a ser que tengo que bajar de inmediato. Me recorro la casa 4 veces seguidas para encontrar todo lo que necesito bajar. 3 veces tengo que decirle a mi hermano que me acompañe. Bajamos los 2. Digo en recepción que tengo consulta. Me dicen que pase al gabinete. Me llaman. Ya es la 1. Y así, tal cual pasó la mañana comienza la cuenta atrás, incluso más rápida que lo que a veces nos parece un instante.